Rugby: el deporte que lleva la inclusión en su ADN
Rafael Esguevillas, vocal de promoción y rugby inclusivo del Club San Isidro RC.
Para hablar de inclusión es necesario entender el concepto que engloba. La base de la inclusión es reconocer que todas las personas poseen capacidades propias y distintas, y que no por ello deben de ser excluidas. Todo el mundo tiene derecho a formar “parte de” lo que ellos quieran y eso es lo que la inclusión fomenta, ser “parte de” no “separado de”.
Llevando este concepto al mundo deportivo, la inclusión, el modelo de inclusión que desde DOWN ESPAÑA tratamos de fomentar, consiste en que una persona con discapacidad intelectual, entre en un equipo de personas sin ninguna discapacidad y pueda practicar el deporte bajo las mismas reglas y con los mismos parámetros. No tendrá las mismas habilidades que los demás, pero podrá practicar dicho deporte sin que este tenga que ser alterado o adaptado.
Según nuestra experiencia, cuatro aspectos son necesarios para poder incluir personas con discapacidad en un club o equipo deportivo.
1. El primero, es que todos los miembros del equipo deben aceptar a estas personas. Todos los miembros del equipo deben aceptar que cuando ellos jueguen, no van a tener al mejor jugador en esa posición. Cada persona ofrece lo que tiene.
2. El segundo es que el entorno también debe aceptarlo, el club y el staff deben estar de acuerdo.
3. El tercero es que el entorno social, es decir la grada. Debe saber que estas personas van a dar el nivel de juego que dan, pero también deben aceptarlo y ser consecuentes. Apoyarlos estar orgullosos de su presencia en el campo de juego.
4. Y, por último, la federación regional y nacional deben de estar de acuerdo, y aceptarlos en las competiciones que organicen como uno mas. Es decir, todo lo que rodea al club y al equipo deben estar de acuerdo y aceptar lo que van a hacer.
Pero ¿por qué el rugby es, a mi juicio, uno de los mejores deportes para la inclusión?
Son 15 versus 5, como puede ser el baloncesto, y por hacer una comparativa. Lo que implica que varias personas con discapacidad intelectual pueden participar del juego a la vez, con diferentes posiciones que requieren de diferentes habilidades y que se pueden adecuar mejor a las características de cada persona, por destacar dos aspectos.
Pero sobretodo por los valores del rugby, porque el entorno social está preparado para ello. Es un deporte en el que siempre se ha dicho que caben todos: altos, bajos, gordos, flacos, rápidos, lentos... Y esa cultura y valores lo comparten los jugadores, pero también el club y el público. Por lo que hay sitio para personas con discapacidad y para todo el que quiera practicarlo. Y esto, en el San Isidro Rugby Club, y en otros muchos clubs de rugby repartidos por toda la geografía de España, lo hemos tenido siempre muy claro. Nadie, si quiere participar y esforzarse con nosotros, se queda fuera. Es un mantra en el rugby. Si quieres, aquí tienes un sitio.
Pero para quien no sepa de rugby, puede parecer un deporte violento, agresivo, bruto y poco atractivo para familias que busquen que sus hijos con discapacidad hagan deporte y sean tratados como los demás. Sin embargo, a edades tempranas es un deporte muy sencillo. Jugar al baloncesto es mil veces más complicado a esas edades que jugar al rugby, porque en el baloncesto tienes que correr y botar una pelota a la vez; en el fútbol, tienes que correr y manejar una pelota con los pies a la vez. En el rugby no. En el rugby corres y es intuitivo coger un balón y avanzar.
Pero también sabemos que a partir de los 15 años todo se complica más. A esa edad las personas comienzan a desarrollarse mucho, y es un deporte de contacto, por lo que las características físicas influyen, pero no determinan. Es a partir de estas edades donde consideramos la posibilidad de, independientemente de seguir ofreciendo a aquellos jugadores que así lo deseen y puedan “aguantarlo” físicamente, garantizado ante todo su seguridad, participar de las competiciones en las que su equipo este involucrado, la opción de jugar partidos o competiciones en las que jueguen equipos que también apuesten por la inclusión de personas con discapacidad. De esta forma, sin alterar las reglas del juego, se ofrece a los jugadores la posibilidad de practicar el deporte del rugby en toda su dimensión, pero sin olvidar que lo que estamos haciendo es una práctica deportiva en la cual prima la inclusión más que la competición, como el que organiza IMAS (International Mixed Ability Sports) en Cork (Irlanda) este verano.
Creo firmemente que el objetivo compartido por todos es llevar esta filosofía a todos los deportes, pero la realidad que nos encontramos en muchos de ellos es que al final, las personas con discapacidad, si bien ya son aceptadas como uno mas, quedan relegadas a un equipo que no ofrece inclusión, por ser las personas con discapacidad mayoría, cuando no los únicos.Por eso desde San Isidro Rugby Club y otros muchos clubs de rugby, se busca demostrar que se puede, que la inclusión es una realidad. Que la inclusión es un hecho factible, que la diversidad y ser diferente no es un problema y que no necesitan ser tratados de forma especial, inventar deportes adaptados o modificar las reglas. Son niños y personas que solo quieren hacer un deporte y quieren formar parte de un equipo como cualquier otro.
Rafael Esguevillas, con la inestimable ayuda y soporte de Elisa de la Pisa Cuadrado