En España, el número total de personas en situación de discapacidad suman algo más de 4 millones de personas, es decir, el 9% de la población. El 59,8 % de las personas con discapacidad son mujeres (EDAD) (Instituto Nacional de Estadística, 2008). En foros académicos cuando intento explicar la situación de las mujeres con discapacidad suelo decir que lo que no se investiga es porque no interesa, y el mejor reflejo de que esto es cierto en el caso de las mujeres con discapacidad en el deporte es la ausencia de datos de hábitos deportivos. Esto complica poder definir un estado actual de la práctica deportiva por parte de mujeres con discapacidad, siendo los únicos datos disponibles el número de licencias federativas nacionales y la participación como deportistas en los Juegos Paralímpicos, según el Libro Blanco del Deporte para personas con discapacidad (2018).
Los datos muestran que, de las 13.051 personas con discapacidad con licencia federativa en España, solo 3488 son mujeres (un 24%), lo que supone menos de una cuarta parte del total de deportistas con discapacidad en nuestro país, un 1% del total de mujeres con discapacidad en España con edad entre 15 y 49 años (347.137 (EDAD, 2008). El otro indicador es que, en la composición del Equipo Paralímpico Español, los porcentajes de participación de las mujeres deportistas son más bajos que los que se dan en el ámbito global. Por ejemplo, en los Juegos Paralímpicos de Tokio de 4.403 atletas 2.550 eran hombres y 1.853 mujeres, habiéndose producido un aumento del 10,9% respecto a años anteriores. Este porcentaje de mujeres en el Equipo Paralímpico Español no ha sufrido prácticamente ninguna evolución respecto a los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro (2016) que de 127 participantes, 28 eran mujeres y 99 hombres, aunque es importante destacar la calidad de estas deportistas ya que lograron casi la mitad de las medallas, 15 de las 31 del conjunto nacional.
Las medidas legislativas tanto internacionales (Declaración Universal de los Derechos Humanos o la Convención de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer) como nacionales (Manifiesto por la Igualdad y la Participación de la Mujer en el Deporte del Consejo Superior de Deportes) brindan junto con las evidencias de los beneficios de la práctica deportiva en personas con discapacidad, un marco idóneo en el cual apoyarse. Entonces ¿por qué las mujeres con discapacidad no practican más actividad físico-deportiva? En mi opinión, la pesada “mochila” del pasado que hasta el 2001 (Organización Mundial de la Salud) se sustentaba en el modelo médico de la discapacidad trataba la discapacidad como una enfermedad y no contemplaba las posibilidades de otros contextos como el deportivo ni de otros profesionales. Esto ha provocado que el deporte para personas con discapacidad no se barajase como una posibilidad ni relacionada con la salud ni con la significativas social que supone por lo que el deporte para personas con discapacidad apenas tiene unos años de vida…y si a esto le sumamos la doble discriminación de las mujeres con discapacidad, ahí tenemos una de las respuestas.
Una de las conclusiones obtenidas en el estudio llevado a cabo por DOWN ESPAÑA “Mujeres con Valor” (Quezada, Otaola y Huete, 2021), el cual tiene como objetivo conocer la realidad y necesidad de las mujeres con Síndrome de Down en España, fue la necesidad de favorecer la práctica deportiva de las adolescentes con síndrome de Down sobretodo en la etapa de adolescencia, considerada una etapa crítica. Además de la necesidad de iniciar un proceso de empoderamiento en las niñas con síndrome de Down a través de otras mujeres con síndrome de Down que generen modelos sociales. La segunda pregunta vendría dada por ¿qué podemos hacer las instituciones implicadas para el fomento de la práctica deportiva por parte de niñas y mujeres con discapacidad? En primer lugar, se hace necesario establecer redes institucionales que generen estructuras sólidas, permanentes y estables en el tiempo que estén encaminadas a generar oportunidades de práctica deportiva inclusiva, con especial interés en las mujeres y niñas con discapacidad. El segundo, y entre otros, la implicación de todos los agentes como son los profesionales del deporte y la educación, las familias y las propias personas con discapacidad y sin ella.
Andrea Sato y Lola, patinadoras sobre hielo (Huarte, Pamplona, noviembre 2021).
I Curso de formación Federación Española Deporte de Hielo.
Por este motivo, desde DOWN ESPAÑA hemos apostado por generar una línea estratégica, desde el área de deporte inclusivo con el objetivo de visibilizar el deporte para mujeres con discapacidad (campañas de comunicación), sensibilizar a los profesionales del deporte y la educación sobre su papel en este proceso (formación y generación de recursos) y concienciar a las familias sobre lo importante que es que decidan y apoyen la práctica deportiva de las mujeres con discapacidad. Para ello, se han firmado convenios con instituciones del ámbito deportivo como son las Federaciones Españolas, como es el caso de la Deportes de Hielo en la formación de técnicos deportivos; formamos a personas con discapacidad intelectual para que puedan ejercer como técnicos de apoyo en Baloncesto (TECDI; Baloncesto Sin Rasgos) o colaboramos con proyectos de investigación como es la Universidad Pontificia de Comillas en proyectos financiados por el plan nacional I+D+I con especial mención en objetivos vinculados al género.
No somos los únicos, hay muchas entidades qué están apostando por el fomento de la práctica deportiva por parte de las mujeres con discapacidad. No se puede olvidar que la adherencia a la práctica se consigue poniendo especial atención en edades tempranas y a facilitar el acceso a cualquier modalidad que les permita elegir libremente.
Campaña "Mujeres con síndrome de Down y deporte", disponible haciendo
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