Construyendo la accesibilidad UNIVERSAL cognitiva
Agustín Matía. Director gerente de DOWN ESPAÑA.
El 1 de abril de este año se modificó la Ley General de derechos de las personas con discapacidad y de su inclusión social (más conocida como Ley General de Discapacidad) para incorporar de forma específica la accesibilidad cognitiva a la definición de accesibilidad universal en nuestras leyes.
Se modificó así la letra k) del artículo 2 de dicha ley, con el objetivo de incorporar a la definición de accesibilidad universal la consideración de accesibilidad cognitiva, aclarando de forma directa que la accesibilidad cognitiva está incluida en la accesibilidad universal, entendida como el elemento que permitirá la fácil comprensión, la comunicación y la interacción a todas las personas. La nueva ley explica que “la accesibilidad cognitiva se despliega y hace efectiva a través de la fácil lectura, sistemas alternativos y aumentativos de comunicación, pictogramas y otros medios humanos y tecnológicos disponibles a tal fin.”
Para ello, se ha previsto un futuro Reglamento (máximo 3 años) que concrete ejecución de las medidas. También que en plazo de 2 años se hagan estudios sobre accesibilidad cognitiva; que se apruebe el II Plan Nacional de Accesibilidad que contemple los aspectos de accesibilidad cognitiva; que se cree un Centro Español de Accesibilidad Cognitiva (dependiente del Real Patronato sobre Discapacidad) para realizar estudios, investigaciones, transferir conocimiento, fomentar buenas prácticas, observar tendencias,…
Se trata de una buena noticia y un buen avance (incorporar las dimensiones cognitivas relacionadas con la accesibilidad universal y concretar pasos para asegurar el “derecho a entender” de todas las personas y por lo tanto, su igualdad de oportunidades).
Sin embargo, desgraciadamente, la reforma planteada adolece de defectos y podemos decir que se ha quedado “a medio camino”, al menos en lo relativo a la idea de Accesibilidad Universal.
El texto aprobado, concreta la accesibilidad cognitiva SOLAMENTE en los apoyos necesarios a la persona con discapacidad (Lectura Fácil, pictogramas, recursos aumentativos y alternativos,…) y se olvida de la universalidad de los entornos, procesos, bienes, productos y servicios, así como los objetos, instrumentos, herramientas y dispositivos, que debe ser el objetivo final.
Me explicaré algo mejor. De la misma forma que en accesibilidad física, entendemos de forma natural que los cambios del entorno físico se construyen para ser accesibles para todos (personas con y sin discapacidad): por ejemplo, rampas, puertas, anchura de accesos, etc, y no construimos puertas de entrada diferentes (para personas a pie y personas en sillas de ruedas). De la misma forma que para avanzar en una escuela incluyente buscamos pedagogías, metodologías y técnicas para que TODOS los alumnos (da igual su condición y situación) accedan a los contenidos, y las adaptaciones curriculares se plantean como apoyos excepcionales, justificados sólo en caso de especial dificultad para esta educación,….
Pues de la misma forma, el objetivo de asegurar el “derecho a entender” y conseguir la fácil comprensión, la comunicación e interacción a todas las personas, se plantea primero desde la Accesibilidad Universal, y sólo secundaria o complementariamente desde los apoyos específicos. Es decir, materiales, entornos, servicios,…, deben ser entendibles de forma sencilla y natural para todas las personas (como paso fundamental) y solamente centrarnos en las metodologías de apoyo en los casos donde la mayor dificultad de los textos, nos plantean dar apoyos específicos a personas con limitaciones intelectuales, por ejemplo (allá donde los mensajes en Lenguaje Sencillo, Claro o Llano, no hayan sido suficientes para su adecuada comprensión).
En lo concreto ¿cómo nos afecta a nosotros?. Pues básicamente, que nuestro primer objetivo debe ser que nuestros materiales, servicios, entornos,… se enfoquen en el Lenguaje Sencillo (comprensión universal), y que solamente aquellos casos en los que esté justificado un apoyo específico (textos de especial dificultad de comprensión, por ejemplo) se creen recursos de apoyo (Lectura Fácil, Pictogramas,…). El matiz es importante. La singularidad de la discapacidad y los déficits que conlleva, hacen que se tienda a caer de forma fácil en los excesos de la ortopedia o de las adaptaciones a medida, que pueden convertirse rápidamente en apoyos estables permanentes y al final en espacios de separación y de discriminación (siempre con la mejor de las intenciones, claro). Tenemos que reaccionar frente a esa “fácil tendencia” y recordar que el primer objetivo de la inclusión es el de modificar nuestro entorno social para que sea ACCESIBLE POR PARTE DE TODAS LAS PERSONAS, incluyendo ahí a las personas con discapacidad. Los apoyos tienen sentido… cuando tienen sentido. Es decir, primero: construir la accesibilidad para todos (enfoque universal); después: apoyar de forma singular a quien lo necesite, en los casos en que sea justificado, haciendo lo posible para evitar una arquitectura social permanente y diferenciada.
Es posible. Habrá que seguir luchándolo…