23-07-2013

Últimos avances científicos sobre el síndrome de Down

Recientes investigaciones y estudios científicos abren la puerta a tratar y mejorar algunas patologías asociadas a la trisomía 21.

Liderados por equipos con algunos de los investigadores más prestigiosos y mejor preparados en sus áreas, en el transcurso de los últimos meses se han publicados diversos estudios científicos que han abierto nuevas vías a la investigación. Han logrado hallazgos que permiten entrever futuras aplicaciones terapéuticas y tratamientos para mejorar deficiencias cognitivas, así como patologías médicas asociadas al síndrome de Down.

Estos avances en la investigación deben tomarse siempre con mucha cautela, pues el proceso es largo desde que se inician los estudios hasta que puede haber una aplicación segura en seres humanos. En muchos casos, además, los resultados esperanzadores que arrojan las primeras pruebas en laboratorio acaban mostrándose inviables.

DOWN ESPAÑA da la bienvenida a los avances que vienen de la mano de la ciencia y que pueden suponer una mejora de la calidad de vida de las personas con síndrome de Down, pero siempre manteniendo unas expectativas realistas y alejadas de las interpretaciones erróneas que puedan extraerse de ellos.

Es el caso de un reciente estudio que anunciaba que científicos han conseguido desactivar en células el tercer cromosoma que causa el síndrome de Down. Tratado equivocadamente por algunos medios de comunicación como la posible solución, o incluso “cura” a la trisomía 21, la realidad es que es una investigación que en un futuro podría ayudar a tratar algunos problemas de salud que repercuten en la calidad de vida de las personas con esta discapacidad, y que incluso acortan su esperanza de vida.

Estos investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts han conseguido restaurar las principales funciones celulares alteradas por la trisomía 21, al desactivar en un cultivo de células en tubo de ensayo el tercer cromosoma del par 21. Gracias a este avance, los científicos podrán comprender mejor la biología y los efectos biomoleculares en torno al síndrome de Down, lo que en un futuro podría ayudar a desarrollar terapias orientadas a mejorar algunas de las patologías asociadas a esta discapacidad, como el inicio temprano del Alzheimer, las cardiopatías, o disfunciones del sistema endocrino.

El estudio, que ha sido publicado en la revista científica Nature, aprovecha un gen del cromosoma X llamado XIST. Este gen se encarga de apagar uno de los dos cromosomas X que se encuentran en las células femeninas. A los científicos se les ocurrió utilizar este mismo gen para ver si podía desactivar el cromosoma 21 de más presente en el síndrome de Down. El trabajo se hizo en un tubo de ensayo; introdujeron el gen XIST en una célula con trisomía 21. Pasados dos días, observaron que el cromosoma extra se silenciaba.

Lo que realmente permite este avance es comprender cómo y por qué aparecen determinados problemas del desarrollo en unas personas con síndrome de Down  y en otras no. Por ejemplo, por qué el 50% de las personas con síndrome de Down nacen sin cardiopatía y el otro 50% tiene problemas cardiovasculares, a pesar de que todos tienen tres cromosomas 21.

El gerente de DOWN ESPAÑA, Agustín Matía, valora como positivo este hallazgo: “para DOWN ESPAÑA es una buena noticia por lo que supone de avance en el conocimiento científico, y va en la línea de los logros que está consiguiendo la investigación genética en la última década”. Según Matía, “abre la puerta hacia posibles aplicaciones terapéuticas y/o tratamientos o fármacos para mejorar las deficiencias cognitivas, así como las patologías medicas asociadas al síndrome de Down".

Matía matiza que “a pesar de que se trata de un extraordinario hallazgo, debemos ser cautos, pues la investigación se ha realizado en células en fase embrionaria, y aún debe probarse en ratones o en modelos animales. Estamos muy lejos aún de demostrar sus efectos o posibles aplicaciones en humanos, y no sabemos si podría conllevar  posibles efectos adversos. Matía enfatiza que “en ningún caso supone una cura para el síndrome de Down, pero sí abre nuevas posibilidades para investigar como nunca antes los fundamentos moleculares de esta discapacidad intelectual”.

En opinión de Jesús Flórez, catedrático de Farmacología e investigador de referencia sobre síndrome de Down en España, "los resultados son espectaculares", pero hay que tomarlos con cautela. "No se pueden crear falsas expectativas". Como subrayan los propios autores de la investigación, sus hallazgos no suponen una vía terapéutica en sí, sino que "pueden ayudar a comprender mejor la biología del síndrome de Down". Flórez insisite, en el Canal Down 21, en que este estudio "va significar una aportación de primera magnitud para comprender lo que sucede en el síndrome de Down".

 

Otro estudio que ha visto la luz las últimas semanas consiste en la prueba en ratones de un medicamento contra el asma que podría mejorar la función cognitiva en el síndrome de Down. Se trata sólo de una prueba en animales, y habría que comprobar su viabilidad en humanos, y que no tuviera efectos secundarios.
Según el estudio, realizado por investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford y publicado en la revista Biological Psychiatry, un fármaco para el tratamiento del asma ha logrado mejorar la función cognitiva en un modelo de ratón con síndrome de Down. Este medicamento ha sido aprobado por la agencia norteamericana del medicamento (FDA).

El medicamento, llamado formoterol, provocó el fortalecimiento de las conexiones nerviosas en el hipocampo, un centro cerebral utilizado para la navegación espacial, la capacidad de prestar atención y para promover la formación de nuevos recuerdos.También mejoró el aprendizaje contextual, con el que el cerebro integra la información espacial y sensorial. En el caso del síndrome de Down, tanto el hipocampo como el aprendizaje contextual presentan disfunciones. Ambos dependen del buen suministro del neurotransmisor norepinefrina, que envía su señal a través de varios tipos de receptores, incluyendo uno muy importante llamado beta-2 adrenérgicos. Según Ahmed Salehi, autor principal del estudio y profesor asociado clínico de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento, "este estudio proporciona la primera prueba de que la orientación de estos receptores para el tratamiento de la disfunción cognitiva en el síndrome de Down podría ser una estrategia eficaz".

A pesar de estos resultados, se necesitan más pruebas para determinar si el formoterol podría ser un tratamiento adecuado para personas con síndrome de Down. Además, la dosis utilizada en este estudio fue muchas veces mayor que la usada para el tratamiento del asma, por lo que no se sabe si es seguro.

Los investigadores también quieren explorar qué partes del aprendizaje, de la capacidad para absorber nueva información o formar recuerdos, están afectadas por el tratamiento farmacológico, para comprobar así si habría una aplicación práctica positiva.

El objetivo de esta investigación es desarrollar un fármaco “que permita que a las personas con síndrome de Down les vaya mejor en la vida o la escuela. No es para cambiar su personalidad o la forma en que reaccionan", afirmó el líder del equipo científico.

 

DOWN ESPAÑA impulsa algunas de las más importantes acciones de investigación de nuestro país, como el estudio realizado en 2012 sobre un compuesto presente en el té verde que podría mejorar la memoria y el aprendizaje de las personas con síndrome de Down.

En él, un grupo de científicos descubrieron que una sustancia presente en el té verde (la epigalocatequina galato, EGCG) podría normalizar la función de un gen llamado Dyrk1A, lo que incidiría en una mejora en la memoria y aprendizaje de las personas con síndrome de Down.

El equipo, que forma parte del IMIM (Instituto de Investigación Hospital del Mar) y del Centro de Regulación Genómica de Barcelona, realizó una investigación a lo largo de 5 años en ratones trisómicos y transgénicos, constatando una importante mejora en la plasticidad y regeneración neuronal, decisivas en la capacidad de computación del cerebro utilizando EGCG. A diferencia de otros tratamientos, el objetivo era potenciar procesos biológicos cruciales para el aprendizaje y la memoria. Esto significaría que, de trasladarse estos resultados al ser humano, podríamos estar ante un verdadero hallazgo que contribuiría a mejorar el potencial intelectual de las personas con síndrome de Down.

Este equipo investigador, liderado por la Dr. Mara Dierssen y el Dr. Rafael de la Torre, contó con la colaboración de la Fundación Catalana Síndrome de Down (FCSD) y la Fundación Jérôme Lejeune, y pretendía evaluar si los resultados obtenidos en ratones pueden ser extrapolados al ser humano para lo cual realizaron un estudio a lo largo de 13 meses tomando como muestra una población de 100 personas con síndrome de Down.

DOWN ESPAÑA hizo un llamamiento a familias del área cercana a Barcelona (Cataluña, Aragón y Comunidad Valenciana) para que formasen parte de esta investigación cuyos resultados pueden ser muy beneficiosos para este colectivo.

El estudio, que se encuentra en activo en estos momentos,  necesitará años de investigación clínica para confirmar sus efectos, pero presenta un horizonte esperanzador. Hace dos años, este mismo equipo investigador realizó una prueba piloto con un grupo de 30 personas con esta discapacidad intelectual de la FCSD (15 fueron tratados con placebo y 15 con EGCG presente en el té verde). Los resultados fueron muy positivos por lo que, de confirmarse estas conclusiones en el segundo estudio, estaríamos ante uno de los hallazgos más relevantes para el colectivo de personas con síndrome de Down y sus familias.


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