Conoce la experiencia del San Isidro Rugby Club en esta entrevista
Descubre qué es el rugby inclusivo en esta entrevista al presidente del equipo madrileño San Isidro Rugby Club.
Francisco José Devesa Medina, más conocido como Curro, es el presidente del San Isidro Rugby Club, de Madrid, referente nacional en la inclusión de personas con síndrome de Down en este deporte.
El San Isidro es uno de los equipos que con más fuerza está apostando por la práctica del deporte inclusivo, y es uno de los clubes que forman parte de la iniciativa 'Unión por el rugby inclusivo' de DOWN ESPAÑA en colaboración con Fundación Sanitas.
En la siguiente entrevista Curro nos muestra cuáles fueron los inicios del club en materia de inclusión y aporta su perspectiva sobre lo que es el rugby inclusivo. Además, ofrece claves y consejos a otros clubes que quieran comenzar esta metodología.
Pregunta: La historia del San Isidro Rugby Club se remonta 1992. Este mes celebráis el 25 aniversario de un club que nació para reivindicar los valores tradicionales del rugby, ¿cuáles son esos valores, y de qué forma los fomentáis hoy en día?
Respuesta: Los valores del rugby, aparte de los propiamente deportivos: esfuerzo, constancia, compromiso..., van más allá e implican una forma de vida, en la que el sentimiento de amistad y compañerismo es santo y seña para nuestro deporte. A lo largo de mi vida profesional -muchas veces en reuniones-, con simple hecho de encontrarse dos rugbiers, cambia el encuentro o la forma de enfocar los temas.
Al comienzo, el Club era un punto de encuentro de gente, más o menos jóvenes, con los mismos intereses: rugby y pasarlo bien. Con el paso de los años llegaron los matrimonios, los hijos y nos hicimos mayores y nuestros intereses cambiaron, buscando y fomentando un entorno familiar donde la participación de todos se haga vital. Esta participación fomenta la creación de vínculos de amistad que trascienden el ámbito deportivo y perduran a lo largo de los años.
P: ¿Cuándo comenzasteis a dar oportunidades a personas con discapacidad? ¿Cómo surgió la iniciativa?
R: La inclusión está en el ADN de nuestro Club, en principio nos limitábamos a la máxima de 'que nadie deje de jugar por ninguna causa', por lo tanto nunca hemos preguntado por la condición económica, ideología política o religiosa, condición sexual etc. por que simplemente queremos hacer rugby.
Por ello en muchas ocasiones unos jugadores o socios becaban a otros jugadores, hemos acogido a inmigrantes en situación irregular dándoles un entorno de integración en nuestra sociedad, etc.
Con la creación de la escuela en 2012 nos planteamos dar un paso al frente en este tema y era poner foco en la inclusión a niños y personas con discapacidad. En un principio incluía la idea del rugby en silla de ruedas, pero lo tuvimos que dejar por la dificultad en encontrar espacios y jugadores; con lo cual, al final sólo hemos desarrollado en la escuela la inclusión de discapacidad intelectual.
La inclusión de personas con síndrome de Down, vino por sí sola. Rafa (padre de Nicolás) me preguntó si habría problema en que bajara al chico al entrenamiento y naturalmente la respuesta fue que ninguno. A partir de ahí no hemos dejado de sorprendernos.
P: ¿Qué le dirías a quien piensa que el rugby es un deporte agresivo, y que su práctica puede entrañar algún peligro?
R: Simplemente que lo prueben. En primer lugar porque, a diferencia de otros deportes, el rugby es un deporte progresivo en el que los conceptos y normas del juego se van añadiendo según se sube de categoría, llegando a Sub16 con toda la carga del juego. En segundo lugar, porque en las categorías de formación la competición está muy controlada para evitar riesgos.
Eso no quita que al ser un deporte de contacto los jugadores puedan sufrir golpes, pero no más de los que pueden tener en cualquier otro deporte.
P: ¿Qué trabas tiene un jugador con síndrome de Down que no tenga uno sin discapacidad?
R: A mi modo de entender y con ya 4 años de experiencia, ninguna. Cada niño es un mundo en sí mismo y os puedo asegurar que hay niños sin discapacidad a los que es más complicado introducir en el juego que a un niño con síndrome de Down.
P: ¿Qué diferencias prácticas hay entre un jugador con síndrome de Down y uno sin discapacidad? ¿Tiene que tener una preparación distinta?
R: Igual que anteriormente, no veo ninguna, quizás la necesidad de que en los primeros días o meses de la actividad uno de los padres esté cerca para darle seguridad y evitar que pierda la atención. Pero, repito que ese mismo caso nos ocurre con otros muchos niños.
P: ¿De qué forma participan los jugadores con síndrome de Down en la dinámica del club? ¿Son 'un miembro' más?
R: No dejan de ser niños y los niños siempre son capaces de darnos lecciones a los mayores. Recuerdo que cuando Nico debía pasar por edad de Sub8 a Sub10, su padre Rafa y yo hablamos de dejarlo en Sub8 para ver cómo evolucionaba. Desde ese día Nico estaba ausente, no participaba. Un día llegó al entrenamiento y se cambió de grupo yéndose con los Sub10, con sus amigos. En resumen nos dio una lección.